San Martín no puede disfrutar un triunfo demasiado tiempo. El equipo ganó un partido chivo, dio un paso clave que lo acerca al objetivo y demostró que comienza a tomar el vuelo y rodaje que se necesita para dar el salto de categoría. Pero siempre que el horizonte parece despejarse, surge alguna contra que amenaza con destruir el sueño del hincha.
Anoche, en vez de hablar del gol de Gustavo Ibáñez, de la solidez defensiva o de un triunfo clave ante uno de los candidatos, el tema económico volvió al tapete como viene sucediendo en los últimos tiempos. Luego del triunfo, los jugadores comenzaron a dejar el vestuario. Pero cuando casi no quedaba nadie en el playón del estadio, decidieron reunirse y subir a las oficinas, ubicadas en el primer piso de La Ciudadela. Ellos habían cumplido su parte y querían ver si los dirigentes hacían lo suyo. La promesa había llegado en la previa, luego del encuentro se le iba a cancelar parte de la deuda. Pero no.
Según trascendió, al plantel se le está adeudando (una parte del mes de enero y la totalidad de febrero). Para colmo, aparentemente, la respuesta de la CD no fue la esperada. Los jugadores bajaron de las oficinas y se metieron, nuevamente, en el vestuario para decidir los pasos a seguir. Un vocero del grupo informó que los dirigentes no explicaron los motivos por los que no cumplieron su palabra.
Un referente de los directivos dio otra versión. Aseguró que le pagaron un premio y que en los próximos días achicarán la deuda.
Lo cierto es que el plantel se retiró masticando bronca del estadio. ¿Y ahora qué? ¿Cuáles serán los pasos a seguir? Por ahora, esas preguntas no tienen respuesta.